Desde este miércoles 31 de mayo y jueves 1 de junio, la provincia Eclesiástica de Cartagena recibe los talleres del proyecto “Iglesias particulares, seguras y protectoras” de la Conferencia Episcopal, esto como respuesta a un ciclo de formación que implica a distintas jurisdicciones eclesiásticas para la generación de herramientas que permitan fortalecer los procesos para lograr en las instituciones eclesiales entornos seguros y protectores.

Dentro de la jornada prevista se desarrolló la formación teniendo en cuenta 3 líneas: comunicar para la prevención, los elementos jurídicos y de derecho canónico alrededor de las situaciones de abuso y finalmente los desafíos a los que se deben enfrentar para lograr una cultura del cuidado. 

Para la segunda jornada de este jueves 01 de junio, los talleres abordarán de manera específica las líneas guías para la cultura del cuidado y cada uno de los aspectos a tener en cuenta para que la provincia eclesiástica de Cartagena de Indias, que en dicha jornada realizada en la Universidad San Buenaventura, congregaron a la Arquidiócesis de Cartagena y el Vicariato Apostólico de San Andrés, Providencia y Santa Catalina,  pueda establecer una hoja de ruta de compromisos para implementar en su misión pastoral. 

Comunicación preventiva en ambientes eclesiales: pasando de lo reactivo a lo proactivo

Para iniciar el ciclo de sensibilización y formación sobre las iglesias como entornos protectores y seguros, es preciso analizar cómo se comunica desde estos escenarios y la importancia de una gestión estratégica de las comunicaciones, de esta manera, la delegada de comunicaciones de la Conferencia Episcopal, Lida Losada, inició su taller dirigido a líderes de movimientos, periodistas de la ciudad y profesionales de comunicaciones de servicios pastorales de la Arquidiócesis de Cartagena y comunidad de presbíteros interesados en este ejercicio. 

La comunicación preventiva implica la promoción de la claridad y la apertura en la comunicación interna de la Iglesia. Esto se lleva a cabo proporcionando información clara sobre las políticas y procedimientos de protección de menores y adultos vulnerables, así como fomentar la comunicación abierta y confidencial entre los miembros de la comunidad.

Por otro lado, hace énfasis en promover el diálogo y la comunicación constructiva. Es importante practicar la escucha activa. Esto implica prestar atención plena a lo que la otra persona está diciendo, sin interrumpir ni juzgar. La escucha activa nos permite comprender realmente el punto de vista del otro y responder de manera adecuada.

“Una comunicación orientada a la prevención pone en el centro a la persona humana, cuida, construye confianza sin cruzar límites, educa, transmite y multiplica narrativas de esperanza, promueve el diálogo, es asertiva y constructiva, forma audiencias críticas y reconstruye la confianza”, enfatizó Lozada, en un dinámico ejercicio que permitió a los participantes del taller asumir roles y disponer en ellos mensajes adecuados teniendo en cuenta públicos, contextos y aspectos claves a la hora de comunicar dentro y fuera de entornos eclesiales, asegurando un compromiso con la veracidad respetando la dignidad de las personas.

En resumen, Losada hace una invitación a ver la comunicación más allá de su aspecto instrumental y comprenderla en múltiples niveles. Al considerar la comunicación como un proceso interactivo, no verbal y culturalmente situado, podemos establecer conexiones más profundas, fomentar la comprensión mutua y construir relaciones significativas. La comunicación efectiva requiere escucha activa, empatía y un compromiso constante con la mejora y el aprendizaje. 

“la iglesia no solo exhorta, también castiga”: lineamientos del derecho canónico y desafíos para la cultura del cuidado

Los lineamientos del derecho canónico son un conjunto de normas y reglamentos establecidos por la Iglesia Católica para regular su funcionamiento interno y la conducta de sus miembros. Estas normas abarcan una amplia gama de temas, incluyendo la organización de la Iglesia, los sacramentos, la moralidad, la disciplina y los procedimientos legales.

En los últimos años, la Iglesia Católica ha enfrentado desafíos significativos relacionados con el abuso sexual y otros tipos de abuso cometidos por miembros del clero. Estos casos han puesto en evidencia la necesidad de revisar y fortalecer los lineamientos del derecho canónico en relación con la protección de los fieles y la cultura del cuidado.

Uno de los principales desafíos es garantizar que las normas del derecho canónico sean aplicadas de manera efectiva y justa en los casos de abuso. Esto implica establecer procesos claros y transparentes para recibir denuncias, investigarlas de manera imparcial y tomar medidas disciplinarias apropiadas contra los culpables. Así lo explicó la Dra. Ilva Miriam Hoyos, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura del Cuidado, quien además fue enfática en manifestar “la iglesia no solo exhorta, sino que incluye el castigo penal a los delitos”.

Además, se requiere un mayor enfoque en la prevención del abuso a través de una cultura del cuidado, también implica fomentar una mayor participación de los laicos en la supervisión y la toma de decisiones, creando así una estructura de responsabilidad y rendición de cuentas más sólida.

En resumen, los lineamientos del derecho canónico son fundamentales para la regulación de la Iglesia Católica, y en el marco de este espacio fueron compartidas con los distintos asistentes, entre laicos, religiosas, miembros del presbiterio de Cartagena con funciones asociadas, así como líderes de servicios arquidiocesanos. 

Frente a los desafíos expuestos en la conferencia final, se precisó en la necesidad de adaptar los lineamientos expuestos a los retos frente al abuso para la generación de una cultura del cuidado; lo que implica establecer procesos claros y transparentes, promover la prevención a través de la formación y la conciencia, fomentar la participación de los laicos y colaborar con las autoridades civiles.

Líneas orientadoras para la cultura del cuidado

Sobre las líneas guía para la Cultura del Cuidado, que tienen como objetivo ayudar a las iglesias a crear comunidades acogedoras y seguras, donde todos se sientan respetados, valorados y protegidos. De acuerdo con lo expuesto por la Dra. Ilva Myriam Hoyos Castañeda,abogada y presidente del Consejo Nacional para la Cultura del Cuidado, estas líneas guía se enfocan en la prevención y la respuesta apropiada ante situaciones de abuso sexual y de poder a niños y personas vulnerables.

Entre los principales puntos que se destacan en estas líneas guía se encuentran:

1. La protección de los menores y de las personas vulnerables: La Iglesia debe tomar todas las medidas necesarias para proteger a los menores y a las personas vulnerables de cualquier forma de abuso.

2. La formación para la prevención: Toda la comunidad eclesial debe recibir formación para prevenir situaciones de abuso.

3. La escucha y la atención a las víctimas: Se debe ofrecer un espacio de acogida y escucha adecuada a todas las personas que han sufrido abusos, y garantizar que reciban la ayuda y el apoyo necesarios.

4. La responsabilidad y la rendición de cuentas: Todos los líderes eclesiales deben ser conscientes de su responsabilidad de proteger a los fieles, y deben rendir cuentas por sus acciones.

5. La colaboración con las autoridades civiles: La Iglesia debe colaborar plenamente con las autoridades civiles para la prevención y el abordaje del abuso sexual y de poder.

Estas líneas guía buscan fomentar una cultura del cuidado que promueva la seguridad y la protección de todos y que permita que las comunidades eclesiales florezcan en un ambiente seguro y de confianza.

De este modo, promueven orientaciones generales para que en las distintas jurisdicciones eclesiásticas del país se implementen políticas, protocolos, procedimientos, acciones y estrategias en el marco de un Sistema para la Cultura del Cuidado. 

Además, con este material se busca prevenir y atender la violación de los derechos fundamentales de las personas y los abusos de cualquier tipo cometidos por ministros ordenados, personas consagradas y laicos que prestan algún ministerio o servicio en el  entorno eclesial.

Develando el abuso, generando entornos protectores

Una de las premisas fundamentales de este lineamiento en las que enfatizó la Psicóloga Diana Marcela Suarez, (miembro del Consejo Nacional para la Cultura del Cuidado), es la importancia de creer y apoyar a las víctimas. Con frecuencia, las personas que han sufrido abuso se sienten desamparadas y temen represalias si deciden hablar. Por lo tanto, es crucial que la sociedad brinde un entorno seguro y empático en el que se sientan respaldadas para compartir sus experiencias y buscar justicia, precisó Suárez.

La lucha contra el abuso en los entornos eclesiales no solo implica la rendición de cuentas, sino también un cambio profundo en la cultura institucional. Se necesita una mayor transparencia en la selección y formación del clero, así como una mayor participación de los laicos en la toma de decisiones y la supervisión de los casos de abuso. 

Además de crear conciencia, «Develando el abuso» enfatiza la necesidad de fortalecer las leyes y los mecanismos de denuncia para asegurar que los abusadores sean responsabilizados por sus acciones. Asimismo, se promueve la capacitación de profesionales en la detección y atención de casos de abuso, así como la creación de centros de atención especializados que brinden apoyo integral a las víctimas.

Es importante entender que el abuso puede ocurrir en cualquier contexto y afectar a personas de todas las edades, géneros, razas y estatus social. Puede suceder en el hogar, en las escuelas, en el lugar de trabajo e incluso en relaciones íntimas, explicó la psicóloga Diana Suarez ubicando los contextos donde se presentan situaciones de abuso a menores, principalmente.

La Iglesia tiene la responsabilidad de ser un refugio, un lugar seguro donde las personas puedan encontrar consuelo, guía espiritual y apoyo en medio de las adversidades. Es fundamental que todos los implicados en la acción pastoral estén dispuestos a escuchar y comprender las angustias y necesidades de las personas, brindando apoyo y orientación basados en el amor y la misericordia de Dios, concluyó Monseñor Luis Manuel Alí, para cerrar esta jornada de capacitaciones sobre las líneas guía para la cultura del cuidado en la ciudad de Cartagena