Por estos días hemos visto con gran preocupación, el caso de las niñas de El Carmen de Bolívar, donde la verdad científica no se corresponde con la confianza comunitaria y donde una “estrategia para salvar vidas” genera malestar y confusión. Esperamos que los acuerdos del ministro sean respuesta y solución nacidas de la verdad.

Aprovechando que estamos en septiembre, que es el mes de la Biblia, quiero invitarlos a que iluminemos este acontecimiento con la Palabra de Dios. Les propongo que leamos en silencio y despacio, el pasaje del Evangelio de San Marcos 5, 21-24; 35-43. Hagamos Lectio. Tengamos presente que la Palabra de Dios es L-ampara para nuestros pasos y detengámonos en los gestos de Jesús.

Lo primero que hace el Maestro es no desatender el clamor de un padre de familia que viene a su encuentro y le dice de rodillas: <<Mi hija está agonizando; ven e impón tus manos sobre ella para que se mejore y siga viviendo>>. Jesús acoge el clamor familiar y camina con Jairo. Sólo acercándonos y haciéndolos sentir más importantes que nuestro Smartphone es como conocemos a la gente.

Lo segundo que hace Jesús es infundirle a Jairo una confianza que anime su esperanza. Siempre están los incendiarios y los que buscan sacarle provecho a la situación, generalmente no son los padres de las niñas: son los que dicen: <<Tu hija ha muerto. ¿Para qué molestar ya al Maestro?>> Por fortuna Jesús no hace mucho que decir… pero también mucho que callar. Qué bueno que Santos y su miedo, solamente ten fe>>. Es la presencia de un Estado que hace de la salud un derecho y no un favor. Y lo hace sin tardanza y con las palabras adecuadas que la gente puede entender.

Lo tercero que hace Jesús es clamar el alboroto. Siempre se va a necesitar el carácter y la autoridad para llamar al orden así nos irrespeten, pero siendo coherente y poniendo la verdad por delante a la manera de Jesús: << La niña no está muerta, sino dormida>>. Lo crucial es cuando Jesús reúne a toda la familia y su equipo. Se acerca a la niña, la toma de la mano y le dice: <<Talitá Kumi>>. Que quiere decir: <<Niña, te lo digo, ¡levántate!>> Levantarse es el signo de la vida y caminar es expresión de autonomía. La jovencita se tomó la sopa recomendada, se restablecieron sus fuerzas y regreso la calma. La solución vino de Jesús, de la familia y de la comunidad. El Carmen, señor ministro, lo único que quiere es la vida plena abundante para todos sus hijos. Ellos quieren que sus casas, sean como la de Jairo: Casas de vida.

Por Rafael Castillo, Sacerdote de la Arquidiócesis

@ramaca41