“Quien come mi carne, y bebe mi sangre, permanece en mí, y Yo en él”. Jn 6, 56

Existe la certeza de que uno de los tantos frutos del Espíritu Santo Paráclito es propiciar la unidad del cuerpo místico de Jesucristo, o dicho en otros términos, congregar a su preciada iglesia. Pues bien, precisamente eso fue lo que el pasado lunes, la tercera persona de la Trinidad suscitó en el ambiente de la plaza de toros de esta ciudad; una admirable aglomeración del pueblo peregrino de Dios para ovacionar la festividad del Corpus Christi.

Conforme a lo descrito por la usanza, al evento se le reconoce como la “Fiesta Arquidiócesana”, y de veraz que lo es, porque todas las comunidades que integran las eficaces zonas de pastoral respondieron al llamado de Monseñor Jorge Enrique Jiménez Carvajal para celebrar la presencia Eucarística de Jesús entre nosotros, la institución de los diversos ministerios laicales y la renovación de los votos sacerdotales del clero departamental.

Los actos, según lo concertado en la planificación de la jornada iniciaron a las 2:30 de la tarde y, como una muestra de cortesía, a todos los asistentes se les entregó un práctico abanico de mano en donde estaba consignado el decálogo del buen discípulo. Es prudente destacar que la celebración se orientó en tres grandes momentos, a saber: creo en la Iglesia Católica, creo en Jesucristo y creo en el Espíritu Santo. Los mencionados períodos fueron complementados con plegarias y letanías dirigidas por algunos sacerdotes, religiosas y también por diáconos.

Por otro lado, el plato fuerte de la eventualidad fue la Sagrada Eucaristía, la cual, por derecho propio, estuvo presidida por nuestro estimado Arzobispo. Como dato particular, Monseñor indicó en su homilía que Jesús es el pan vivo bajado del cielo, y por lo tanto, verdadero alimento espiritual, no así otras realidades como el dinero, el prestigio, el poder y la vanidad.

Ya en el ocaso de la celebración, se llevó a cabo una hermosísima procesión del Santísimo por etapas. En todas ellas se elevaron oraciones por la causa de los niños, por los jóvenes y por todas las familias de la ciudad, para que confiando siempre en la Palabra de Dios, comprendamos que nada ni nadie nos puede separar de su amor.

Por Julio César Morelos Nassi, Comunicador Social

@JulioMorelos

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Fotos tomadas por Melissa Pérez, feligrés de la Parroquia San Juan Bautista