El paso de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor ha dejado una huella indeleble en los sectores más vulnerables de la ciudad

El pasado viernes 23 de agosto, en la parroquia San Juan Eudes, las hermanas del Buen Pastor se despidieron tras 73 años de labor activa en la ciudad de Cartagena. Su legado no es poco, sino que se extiende por muchas generaciones de mujeres en situación de vulnerabilidad que han pasado por sus manos, y ahora no tienen sino palabras de gratitud para toda la congregación.

“Podemos hoy decir que Dios ha estado grande con nosotras y estamos alegres, porque sentimos que es el fruto de una vida entregada a una población en diferentes circunstancias de vulnerabilidad”, expresó sentidamente la hermana Nidia Stella Quimbayo, Animadora Provincial Colombo-venezolana.

La labor de las hermanas comenzó con las mujeres privadas de la libertad, y se ha extendido con mujeres en diferentes ámbitos de vulnerabilidad.
Grandes han sido las obras que Dios ha hecho a través de este conjunto de religiosas y su accionar en medio de los que sufren; ellas, tal y como lo expresa el nombre de su congregación, han sido la imagen del Buen Pastor, cuidando, amando y protegiendo a quienes más necesitan del amor y la misericordia de Dios.

Durante la celebración eucarística, mujeres y niñas realizaron una ofrenda floral a la Santísima Virgen María en acción de gracias por su accionar en su vida, y en ofrecimiento por la vida de todas las jóvenes y mujeres de su entorno. Así mismo, las hermanas del Buen Pastor hicieron entrega simbólica de una luz a Monseñor Francisco Javier Múnera, arzobispo de Cartagena, como muestra de que su carisma sigue ardiendo en en los corazones de la arquidiócesis.

La comunidad quedó conmovida y profundamente agradecida por la labor de las religiosas en sus entornos de vida; muchos son los testimonios de mujeres que han sido transformadas por el poder del Evangelio a partir de su encuentro con las hermanas del Buen Pastor, y ahora son estas mismas mujeres las encargadas de conservar el legado de la espiritualidad en cada una de sus hermanas.

No queda más que decir sino un inmenso “hasta pronto”, recordando que la semilla del Evangelio ha sido sembrada y está dando inmenso fruto gracias al cuidado y la perseverancia de las hermanas de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor.