El Señor no se cansa nunca de tener misericordia de cada persona y ofrece una vez más su perdón.
«Dios nos invita a volver a Él con un corazón nuevo, purificado del mal, para tomar parte de su gozo», es la exhortación del Papa Francisco en la celebración Eucarística al inicio de la Cuaresma. La tarde de este miércoles, el Obispo de Roma presidió la Santa Misa con el rito de la imposición de las Cenizas en la Basílica de Santa Sabina en Roma.
En su homilía el Pontífice recordó que la Cuaresma es un tiempo en el que tratamos de estar más unidos a Cristo, para compartir el misterio de su pasión y resurrección. Asimismo, el Sucesor de Pedro subrayó que el camino cuaresmal es un tiempo propicio para la “conversión”, pero no una conversión superficial y transitoria, sino un itinerario espiritual que tiene que ver con el lugar más íntimo de nuestra persona, es decir, el corazón, el centro de nuestros sentimientos, el centro en el que maduran nuestras decisiones, nuestras actitudes.
“El Señor no se cansa jamás de tener misericordia de nosotros, y quiere ofrecernos una vez más su perdón, dijo el Papa, invitándonos a volver a Él con un corazón nuevo, purificado del mal, para tomar parte de su gozo”. Para ello afirmo es necesario dejarnos reconciliar por Dios, es decir la reconciliación entre nosotros y Dios es posible gracias a la misericordia del Padre que, por amor a nosotros, no dudó en sacrificar a su Hijo unigénito.
Conscientes de esto, dijo El Papa Francisco, “iniciamos confiados y gozosos el itinerario cuaresmal. Que María Inmaculada sostenga nuestra lucha espiritual contra el pecado, nos acompañe en este momento favorable, para que podamos llegar a cantar juntos la alegría de la victoria en la Pascua de Resurrección”.
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