El vaticanista Sandro Magister recientemente publicó un controvertido análisis según el cual los obispos alemanes -entre quienes se encuentra el Cardenal Walter Kasper– por la peculiar situación con la que manejan los sacramentos en su país, carecerían de autoridad moral para pedir la comunión de los divorciados en nueva unión.

En un post titulado “Tiempo de misericordia, pero también de excomunión”, publicado el 29 de octubre en su blog en italiano Settimo cielo, Magister critica a los obispos de Alemania que son “notablemente los más misericordiosos al querer conceder la comunión a los divorciados vueltos a casar, pero al mismo tiempo los más despiadados a la hora de la excomunión de hecho para los que rechazan aportar el óbolo a la Iglesia que en su país es obligatorio por ley”.

El vaticanista se refiere a la postura de diversos obispos alemanes, entre ellos el Cardenal Walter Kasper, que promueve la posibilidad de permitir a los divorciados en nueva unión el acceso al sacramento de la Eucaristía, una postura expresada en el reciente Sínodo de la Familia realizado en octubre en el Vaticano y que fue ampliamente difundida por los medios.

“En Alemania este impuesto para la Iglesia (Kirchensteuer) es de tal modo obligatorio que no pagarlo puede llevar a declarar la propia salida de la Iglesia de pertenencia, Católica o protestante, con un acto público ante una autoridad civil competente”, dice Magister..

Sandro Magister afirma luego que “en los últimos años estas declaraciones de salida (en las que no es fácil distinguir las razones de fe de las pecuniarias) han ido aumentando en número. Y a ellas los obispos han reaccionado emanando en el 2012 un decreto que impone al fugitivo una serie mortal de sanciones” como las siguientes:

“ – no puede recibir los sacramentos de la penitencia, de la eucaristía, de la confirmación y de la unción de los enfermos, excepto en peligro de muerte;
– no puede realizar ministerio eclesiástico alguno o desarrollar alguna función en la Iglesia;
– no puede ser padrino / madrina de bautismo o de confirmación;
– no puede ser miembro de consejos parroquiales o diocesanos;
– pierde el derecho activo y pasivo de voto en la Iglesia;
– no puede ser miembro de las asociaciones públicas de la Iglesia”.

Y además:

“ – a la persona que ha salido de la Iglesia y que no ha manifestado antes de morir un signo de arrepentimiento se le pueden negar las exequias católicas;
– a la persona que ha salido de la Iglesia y que ejercita servicios en base a una autorización eclesiásticas, se le debe retirar dicha autorización”.

Magister comenta que “para reconducir al redil a estas personas está previsto un coloquio con el párroco del lugar. Pero si la reconciliación no se logra, la situación puede resultar aún peor”:

“Cuando en el comportamiento del fiel que ha declarado la propia salida de la Iglesia se comprueba un acto cismático, herético o de apostasía, el ordinario (Obispo) deberá tomar las medidas correspondientes”, indican las normas de los prelados alemanes difundidas por el vaticanista.

 

Cortesía de aciprensa, o4/11/2014
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