Por: Pbro. Elkin Mauricio Acevedo Carrasquilla, Director de Pastoral Social Arquidiocesana

La liturgia de la Palabra de este IV domingo del tiempo de pascua, nos invita a celebrar a Jesucristo como buen pastor. El capítulo 10 del Evangelio de Juan, retrata  la figura de un líder que conoce, acompaña,  inspira y que claramente está al servicio, y no en función de sacar provechos personales  del rebaño que le ha sido confiado.

El rol del pastor, no es una propiedad exclusiva del Papa, los obispos o los sacerdotes; necesitamos de buenos pastores en nuestras familias, en los líderes sociales de nuestras comunidades sectoriales, en el liderazgo que ejercen los empresarios en el sector privado,  y sin duda alguna, urge la presencia de buenos pastores en el sector público, que no actúen como los extraños, que de acuerdo al texto bíblico “entran por otra parte, y son ladrones  y bandidos” (Jn 10,1).

El Distrito de Cartagena, está urgido del florecimiento de nuevos liderazgos en los distintos sectores de la vida en sociedad inspirados en la figura del buen pastor. En nuestra ciudad no se van a gestar nunca las transformaciones necesarias para la construcción de una sociedad más humana y justa, si no tenemos en nuestras familias padres que “conozcan” a sus hijos y que además dispongan  de las condiciones necesarias para “abrir la puerta” (Jn 10,9), de las oportunidades que garanticen un vida digna en nuestros núcleos familiares.

Por otra parte, tanto en el sector público, como en el sector privado, es menester contar con liderazgos de personas con el conocimiento suficiente del rebaño, que caminen por delante, no como sólo como protagonistas, sino como servidores de una causa común. Esta capacidad, solo pueden desarrollarla aquellos que  “no solo trabajan por el salario” (Jn 10,13), sino, que hacen parte  de aquellos que, poniendo el alma en todo los que hacen, “entregan la vida” (Jn 10,11), todos los días en su trabajo y esfuerzo cotidiano, procurando a toda costa, la protección y la custodia del rebaño que les ha sido confiado.

Cartagena requiere de líderes que como buenos pastores, no solamente estén investidos de liderazgos de corte legal, amparados en un decreto de nombramiento, en una credencial o en un beneficio burocrático; es absolutamente indispensable un liderazgo legítimo, amparado en el conocimiento auténtico de la realidad, en la cercanía constante con el rebaño, sabiendo caminar delante, cuando hay que jalonar procesos, en  el centro, para que compartiendo el olor propio de las ovejas,  nos involucremos  en la vida de las comunidades y de los equipos de trabajo, y por último, hay  que saber colocarse atrás, para que ninguna oveja quede rezagada en el camino, sino que por el contrario, todas, sin ninguna excepción, puedan encontrar los buenos pastos y las fuentes tranquilas que en la práctica, solo pueden garantizarse cuando el líder, que se reconoce como buen pastor, asume con conciencia que el bien común está siempre por encima del bien particular.

Que este domingo, como buenas ovejas, nos dejemos inspirar y conducir por la voz de Jesucristo, nuestro buen pastor.