El obispo electo de Sincelejo, monseñor José Clavijo Méndez, calificó como grave y doloroso el asesinato  del padre Fernando Meza Luna, ocurridos el pasado sábado en esa ciudad.

«Se aproxima la Semana Santa y esto es un llamado para que todos entremos en el misterio de la Cruz y la muerte del Señor, cuando un sacerdote muere víctima de un crimen o de cualquier fuerza del mal, es un hecho doloroso, al igual que el de tantas personas que mueren en las mismas circunstancias.

El prelado resaltó que la justicia no es sólo hacer sentir el peso de la Ley frente a quienes cometen estos hechos, sino que esto implica un cambio en las estructuras sociales donde se brinden mayores oportunidades y mejores condiciones de vida para las personas.

«Destruir es muy fácil, se puede hacer en un segundo, pero reconstruir es un proceso muy lento y muy difícil», aseveró monseñor Clavijo.

El pueblo católico de esta zona del país, salió desde la Catedral San Francisco de Asís para darle el último adiós al sacerdote que falleció víctima de la inseguridad que azota este departamento de Sucre.
Los restos mortales del sacerdote Fernando Gabriel Meza Luna, fueron llevados al municipio de Sincé donde se cumplieron sus exequias.

Quién era el padre Fernando Meza Luna

Tenía 53 años, era hijo de Eugenio Meza Galé y María Luna (fallecida). Era el último de 10 hermanos.

Ingresó al seminario Juan XXIII de Barranquilla el 4 de febrero de 1982 y se ordenó sacerdote el 25 de febrero de 1987. Fue párroco en las iglesias de Toluviejo; la Medalla Milagrosa y el perpetuo Socorro, en Sincelejo; la Santísima Trinidad de San Marcos y últimamente en Nuestra Señora de Fátima y el Santuario Diocesano Nuestra Señora de la Paz en Sincelejo.

Estudió Teología en Roma. Allá tuvo la oportunidad de conocer al Papa Juan Pablo II, fue capellán del Sena, de Cecar, del colegio las Mercedes y catedrático en la Escuela Normal Superior de Sincelejo.

Cortesia: Conferencia Episcopal de Colombia