En el día de ayer hemos tenido el regalo de un pequeño libro sobre “el Rosario: orar con María en tiempos de la pandemia”, que nos ha enviado Publicaciones Claretianas, de España; y que les compartimos en el siguiente link: arquicartagena.org/biblioteca-virtual. Me ha parecido bien tomar como mensaje de este día la presentación que hace el autor del libro, Padre Fernando Prado Ayuso cmf, quien asume totalmente la motivación que el Papa Francisco nos ha compartido al invitarnos a orar con el Santo Rosario, durante todo el mes de mayo 2020.

El mes de mayo es un mes importante para la piedad del pueblo de Dios. Es un tiempo en el que año tras año, se manifiesta con particular intensidad el amor filial y la devoción entrañable de las gentes a la Virgen María. La piedad de la Iglesia hacia la Virgen María –nos dijo el papa Pablo VI– «es un elemento intrínseco del culto cristiano». Es el corazón el que quiere tener siempre presente y en la viva memoria a quien es para nosotros Madre de Dios y Madre nuestra.

«Cristo es el único camino al Padre, el modelo supremo al que el discípulo ha de conformar la propia conducta, hasta lograr tener sus mismos sentimientos, vivir de su vida y poseer su Espíritu; esto es lo que la Iglesia ha enseñado en todo tiempo, y nada en la acción pastoral de la Iglesia ha de oscurecer esta doctrina. Sin embargo, la Iglesia, guiada por el Espíritu Santo y amaestrada por una experiencia secular, reconoce que también la piedad a la Santísima Virgen, de modo subordinado a la piedad hacia el Salvador y en conexión con ella, tiene una gran eficacia pastoral y constituye una fuerza renovadora de la vida cristiana» (Papa Pablo VI, Culto Mariano, No. 57).

En muchos lugares del mundo, durante este mes dedicado a María es también tradición rezar el rosario en casa, en familia, en el seno de lo que sabemos es la Iglesia doméstica. Así nos invita a hacerlo este año especialmente el Papa Francisco.

Vivimos una circunstancia muy especial. La pandemia por covid-19 marca el centro de nuestros días. Rezar el Rosario en este momento histórico nos ayudará, sin duda, a vivir esta circunstancia con hondura cristiana y con serenidad creyente. Este libro quiere ser una ayuda para ello, un modo de acompañar la respuesta a la invitación que nos hace el Sucesor de Pedro.

No hace falta complicarse mucho para rezar el rosario. La sencillez es «el mejor secreto para hacerlo», nos ha dicho el Papa Francisco. Lo importante es tener claro que la oración es un tiempo que dedicamos a Dios y nos ayuda a mantener nuestra conexión profunda con Él.

La oración nos sostiene en los momentos de dificultad y nos hace a todos sentirnos más hijos y más hermanos. Rezar nos transforma, nos hace mejores. Orando, el pueblo de Dios fortalece su fe, reaviva la esperanza y se siente estimulado en la caridad. Orar juntos, al amparo de María, nos hace sentirnos unidos en las tribulaciones y nos anima en la construcción de un mundo nuevo y mejor.

Sin duda, la devoción a María forma parte de la identidad más profunda de los discípulos de Jesús. Es lo que queremos experimentar bajo el amparo de María. Contemplar juntos el rostro de Cristo con el corazón de María, nuestra Madre, nos une a los cristianos como familia espiritual y realmente nos hermana en toda necesidad.

Sabemos que, aunque lo hagamos por mediación de María, la oración siempre es una oración dirigida al corazón de Dios nuestro Padre, tal y como nos lo enseñó Jesús. Un Padre que nos hace a todos hermanos. Así lo ha dicho en múltiples ocasiones el Papa Francisco. «¿Acaso es un padre solamente mío?» –se preguntaba en una homilía–. Y respondía: «No, es el Padre nuestro, porque yo no soy hijo único. Ninguno de nosotros lo es. Y si no puedo ser hermano, difícilmente puedo llegar a ser hijo de este Padre, porque es un Padre, con certeza, mío, pero también de los demás, de mis hermanos».

La pandemia por covid-19 está provocando mucho dolor y está dejando muchos corazones heridos por diferentes razones. Algunos han perdido el trabajo y la seguridad de los ingresos necesarios para sus familias, otros han perdido para siempre a seres muy queridos, en circunstancias muy dolorosas, viéndose obligados incluso a vivir el duelo en soledad. Las circunstancias de confinamiento y las dificultades de todo tipo también han roto la paz en el seno de no pocas familias que están siendo desafiadas en la armonía y en la esperanza.

Orar con María en el mes de mayo tendrá, sin duda, una resonancia especial para todos nosotros este año. Lo hacemos unidos a las intenciones del Papa, sintiendo con la Iglesia.

Como un bálsamo en el corazón, la oración sencilla y verdadera atraerá para nosotros el consuelo y la paz que nos vienen de Dios. María, la Madre, nos hará sentir con su maternal ternura el sosiego del corazón que necesitamos, al sabernos unidos en una gran fraternidad humana bajo su amparo. A su vez, la oración será motor de un mundo nuevo siempre en marcha y hará mejores nuestras relaciones. (Fernando Prado Ayuso cmf, “Rosario: orar con María en tiempos de la pandemia”, Publicaciones Claretianas, 2020, Páginas 7-13)

Apreciados hermanos y hermanas, me alegro de que la oración mariana por excelencia, el Santo Rosario, nos une durante todo este mes de mayo en que seguimos implorando a Dios nuestro Padre, que aleje la pandemia, con todas sus secuelas, de la humanidad. Los invito a que lo hagamos con una gran confianza, con la intercesión que la Virgen María, nuestra Madre, siempre ejerce cuando sus hijos sufren.

Su obispo, Jorge Enrique Jiménez Carvajal, Arzobispo de Cartagena

Cartagena, mayo 1 del 2020.