La Iglesia de Cartagena, a través de la Pastoral Social continúa transformando vidas con la entrega de dos nuevas viviendas en el corregimiento de Pasacaballos. Las unidades básicas de vivienda fueron entregadas a familias que enfrentan desafíos especiales que les dificultan tener una vida plena.

  • En febrero del presente se entregaron las primeras unidades a adultas mayores en el municipio de Turbaco.
  • En esta oportunidad, las viviendas fueron remodeladas integralmente, brindando seguridad y mejores condiciones a las familias beneficiadas.
  • La iniciativa no solo mejora la calidad de vida de las familias beneficiadas, sino que también fortalece los lazos comunitarios.
  • Con esta entrega la Pastoral Social nos invita a contagiarnos de la solidaridad, especialmente en Semana Santa.

En una iniciativa sin precedentes, la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Cartagena, en cooperación con la agencia católica Orden de Malta y la empresa Zona Franca Argos S.A, entregó dos nuevas unidades básicas de vivienda en el corregimiento de Pasacaballos el pasado 13 de marzo.
La entrega se realizó en el marco del proyecto que buscaba reconstruir 6 casas en situación de riesgo, en el corregimiento de Pasacaballos y en el municipio de Turbaco. Para ello, la Pastoral Social realizó un proceso de caracterización de la mano de líderes comunitarios de la zona, de manera que se identificaron aquellas familias propietarias de viviendas que tienen un nivel de riesgo importante, para que fuesen acreedoras del beneficio.
Las residencias fueron remodeladas en su totalidad, teniendo en cuenta las necesidades particulares en cada hogar; un hecho que marcó la diferencia

en esta nueva entrega debido a los desafíos especiales enfrentados por las dos familias beneficiadas.
Las viviendas, valoradas en 47 millones de pesos cada una, fueron construidas con el apoyo de la comunidad. Las nuevas casas cuentan con las condiciones básicas para una vida digna, incluyendo agua potable, saneamiento básico y energía eléctrica.
“Estamos muy felices de poder entregar estas viviendas a estas familias que tanto lo necesitan”, dijo el padre Elkin Acevedo, director de la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Cartagena. “Esperamos que estas nuevas casas sean un espacio donde puedan vivir con seguridad, tranquilidad y de esta manera dignificar la vida de estas personas para poder seguir construyendo el reino de Dios en esta comunidad”.


Esta muestra de solidaridad tocó profundamente a las familias beneficiadas y, especialmente, a la comunidad; quienes se conmovieron por el gesto y dieron gracias a Dios y a la Pastoral Social por permitirles transformar su realidad a través de una vivienda digna.
Para Yulis Paola Zarza este fue un regalo que cambió por completo su vida. Ella, una mujer cabeza de familia, es madre de 3 hijos con capacidades especiales y su hogar fue dispuesto para mantener a sus hijos seguros dentro de su espacio.
“Hace muchos años llevo pidiéndole a Dios una casa propia y hoy puedo decir que gracias a Dios he logrado mi sueño”, expresó Yulis con alegría.
Otra de las familias beneficiadas fue la de Januris Franco Ahumedo, una mujer con pérdida de la visión por causa de una enfermedad neurológica, quien dio gracias a Dios por haberle mandado ese hermoso regalo.
Su vivienda era de madera, con techo de zinc y una plantilla en mal estado, y en ella habitaban su esposo y su hija de 12 años.

Este proceso de construcción inició a mediados del mes de enero y familiares y vecinos estuvieron involucrados en la demolición, adecuación del terreno, cerramiento y herramientas de trabajo.
La iniciativa no solo impacta en la calidad de vida y en la salud de cada miembro de la familia, sino en su forma de relacionarse entre sí y con la comunidad.
Es importante destacar que, en febrero de este año, la Pastoral Social entregó las dos primeras viviendas correspondientes a este proyecto, a adultas mayores en zonas de alto riesgo del municipio de Turbaco.
Con estas nuevas entregas, la Iglesia de Cartagena a través de su rostro solidario ratifica su compromiso con la construcción de una sociedad más justa e inclusiva, donde todas las personas tengan la oportunidad de vivir con dignidad, y nos invita, además a contagiarnos de la solidaridad, especialmente en este tiempo de la Semana Santa; aprovechando la oportunidad de ayudar a los más frágiles de la sociedad, y de avivar la llama de la caridad y el espíritu de la verdadera fraternidad que nos recuerda el misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor.