Para este mes de mayo, el Papa Francisco nos invita a unirnos en oración por los seminaristas, religiosos y religiosas. En su mensaje, nos recuerda que cada vocación “es un ‘diamante en bruto’ que hay que pulir, al que hay que darle forma en todas sus caras”. Por esta razón es necesario un proceso de discernimiento para tomar consciencia de la propia debilidad, prepararse para la vida en comunidad y ser testigos del Evangelio.
El Santo Padre pide que la vocación de estos hombres y mujeres sea madurada con una formación integral: humana, pastoral, espiritual y comunitaria; no en un momento concreto, sino durante toda su vida.
Oremos entonces para que todos los seminaristas, religiosos y religiosas sigan experimentando un encuentro con Cristo Vivo, que los lleve siempre a compartir la semilla de la Buena Nueva.

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