El Papa Francisco bendijo ayer al mundo de forma extraordinaria: «Desde esta columnata que abraza a Roma y al mundo, descienda sobre ustedes, como un abrazo consolador, la bendición de Dios. Señor, bendice al mundo, da salud a los cuerpos y consuela los corazones. Nos pides que no sintamos temor. Pero nuestra fe es débil y tenemos miedo. Mas tú, Señor, no nos abandones a merced de la tormenta. Repites de nuevo: «No tengan miedo» (Mt 28,5). Y nosotros, junto con Pedro, “descargamos en ti todo nuestro agobio, porque Tú nos cuidas” (cf. 1 P 5,7)»

Todos los años el Papa bendice de manera especial a Roma y al mundo (la llamada bendición Urbi et Orbi) en dos ocasiones: el Domingo de Resurrección y el día de Navidad. Este año, por motivo de la pandemia que vive la humanidad, Francisco quiso regalarnos ayer una bendición más de este tipo, que concede la indulgencia plenaria (lee qué es una indulgencia plenaria). 

Con este gesto, el Santo Padre quiere mantener viva nuestra esperanza: «El Señor nos interpela desde su Cruz a reencontrar la vida que nos espera, a mirar a aquellos que nos reclaman, a potenciar, reconocer e incentivar la gracia que nos habita. No apaguemos la llama humeante (cf. Is 42,3), que nunca enferma, y dejemos que reavive la esperanza». 

La oración que Jesús nos enseñó

El Papa nos invita a orar con intensidad en las circunstancias actuales. Y lo hace no solo de palabra, sino con su ejemplo: ayer lo veíamos rezar con silencio y devoción delante de la Eucaristía, del crucifijo y de la imagen de la Virgen. 

El miércoles Francisco rezó unido espiritualmente con millones de personas alrededor del mundo un Padrenuestro: «Como hijos confiados nos dirigimos al Padre. Lo hacemos todos los días, varias veces al día; pero en este momento queremos implorar misericordia para la humanidad duramente golpeada por la pandemia del coronavirus. Y lo hacemos juntos, cristianos de todas las Iglesias y Comunidades, de todas las edades, lenguas y naciones.»

El Evangelio de la vida

Momentos antes de la oración del Padrenuestro, tuvo lugar la audiencia general tradicional de los miércoles. El Papa habló sobre el Evangelio de la vida, ya que ese día era 25 de Marzo: día de la Encarnación del Señor, día internacional de la vida, 25º aniversario de la encíclica de Juan Pablo II Evangelium vitae, que trata sobre el valor de la vida humana.

«Todo ser humano está llamado por Dios a disfrutar de la plenitud de la vida; y por estar confiado a la preocupación maternal de la Iglesia, toda amenaza a la dignidad y la vida humanas no puede por menos que repercutir en su corazón, en sus «entrañas» maternales. La defensa de la vida para la Iglesia no es una ideología, es una realidad, una realidad humana que involucra a todos los cristianos, precisamente en cuanto cristianos y en cuanto humanos».

¿Tiempos de vocación?

Esta semana se hizo público el mensaje del Papa Francisco para la 57ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones (leer). En estos momentos el Señor también sigue llamando: «Toda vocación nace de la mirada amorosa con la que el Señor vino a nuestro encuentro, quizá justo cuando nuestra barca estaba siendo sacudida en medio de la tempestad».