Apreciados hermanos y hermanas, muy buenos días.

El Papa Francisco es una persona “intensa”, en el buen sentido de la Palabra. No se cansa de recordarnos a todos: “Primero,  los más pobres” y “los pobres siempre los tendrán con ustedes”. Y es que uno de los descubrimientos de estos “tiempos extraños” es que la pobreza no da espera. Se multiplica tan rápido como el coronavirus. Tiene un  “crecimiento exponencial”, en el lenguaje que entendemos hoy en día, particularmente cuando hablamos de la Pandemia. Igual sucede con la pobreza. Por eso, el tiempo para ser solidarios no da espera. Nuestra ayuda tiene que ser ya y no podemos llegar tarde.

¡Pero ojo! Hay también que tener cuidado con las intenciones de los que estamos donando. El Papa Francisco ha dedicado varias homilías en las celebraciones privadas que él realiza en la Casa de Santa Marta diariamente, al tema de las tentaciones. Él nos recuerda que las tentaciones asechan a todo hombre y mujer. Y así ha sido siempre. En una de las predicaciones de esta semana pasada, nos decía el Papa, y tengan cuidado porque el que provoca siempre las tentaciones es el diablo. Y añade el Papa: y el diablo es muy astuto. Y por eso el Papa nos invita a tener cuidado. A raíz de esta orientación el Papa Francisco nos recuerda, que es extraordinario el testimonio que estamos recibiendo en todas partes de solidaridad con los hambrientos, con los pobres, con los frágiles. Nosotros lo estamos comprobando a diario en nuestra Arquidiócesis y como a mí me corresponde como Pastor dar la alerta, decidí que el mensaje del día de hoy, Martes Santo, fuera la homilía que el pronunció el Papa Francisco, el día de ayer Lunes Santo, en la Casa Santa Marta.

Su mensaje es muy concreto. El diablo, que es astuto, se puede meter en las intenciones más hermosas de todos los donantes. Y no hay quien pueda decir “yo estoy libre de esa influencia”; es astuto y calladamente se mete en nuestra conciencia.

“El otro día vimos los pasos de la tentación: la seducción inicial, la ilusión, luego crece – paso dos – y paso tres, crece y se contagia y se justifica. Pero hay otro paso: sigue adelante, no se detiene. Para el Sanedrín no fue suficiente con matar a Jesús, sino también matar a Lázaro, porque era un testigo de la vida.”

A continuación les comparto el texto completo de la homilía del Papa Francisco, el día 6 de abril Lunes Santo.

Pero hoy me gustaría detenerme en una palabra de Jesús. Seis días antes de Pascua, estamos justo en la puerta de la Pasión. Marta servía, como en otros pasajes que menciona el Evangelio, y María abre la puerta a la contemplación. Y Judas piensa en el dinero y piensa en los pobres, pero no porque se preocupara por los pobres, sino porque era un ladrón y, como guardaba la caja de dinero, cogía lo que ponían en ella. Esta historia del administrador infiel es siempre actual, siempre la hay, incluso a un alto nivel: pensemos en algunas organizaciones caritativas o humanitarias que tienen tantos empleados, tantos, que tienen una estructura muy rica en personas y al final el cuarenta por ciento llega a los pobres, porque el sesenta es para pagar el sueldo a tanta gente. Es una forma de quitarles el dinero a los pobres. Pero la respuesta es Jesús. Y aquí quiero parar: «Los pobres siempre estarán con ustedes». Es una verdad: «Los pobres siempre estarán con ustedes». Los pobres están ahí. Son muchos: están los pobres que vemos, pero ésta es la parte más pequeña; la gran cantidad de pobres son los que no vemos: los pobres ocultos. Y no los vemos porque entramos en esta cultura de indiferencia que es negacionista y negamos: «No, no, no son muchos, no se ven; sí, es así…», siempre disminuyendo la realidad de los pobres. Pero hay muchos, muchos.

O incluso, si no entramos en esta cultura de la indiferencia, existe la costumbre de ver a los pobres como adornos de una ciudad: sí, están ahí, como estatuas; sí, están ahí, se pueden ver; sí, esa viejecita mendigando, esa otra… Pero como si fuera algo normal. Es parte de la ornamentación de la ciudad tener gente pobre. Pero la gran mayoría son las víctimas pobres de las políticas económicas y de las políticas financieras. Algunas estadísticas recientes lo resumen así: hay tanto dinero en manos de unos pocos y tanta pobreza en muchos, en muchos. Y esta es la pobreza de tantas personas que son víctimas de la injusticia estructural de la economía mundial. Y hay tantos pobres que se avergüenzan de mostrar que no llegan a fin de mes; tantos pobres de la clase media, que van en secreto a Cáritas (aquí diríamos al Banco de Alimentos) y piden en secreto y sienten vergüenza. Los pobres son mucho más que los ricos; mucho, mucho… Y lo que dice Jesús es cierto: «Porque los pobres están siempre con ustedes». ¿Pero yo los veo? ¿Soy consciente de esta realidad? Especialmente la realidad oculta, los que se avergüenzan de decir que no llegan a fin de mes.

Recuerdo que en Buenos Aires me habían dicho que en el edificio de una fábrica abandonada, vacía durante años, estaba habitado por unas quince familias que habían llegado en esos últimos meses. Fui allí. Eran familias con niños y cada uno había tomado una parte de la fábrica abandonada para vivir. Y, mirándolos, vi que cada familia tenía buenos muebles, muebles de clase media, tenían televisión, pero iban allí porque no podían pagar el alquiler. Los nuevos pobres que tienen que dejar la casa porque no pueden pagarla, van allí. Es esa injusticia de la organización económica o financiera la que los lleva allí. Y hay tantos, tantos, que nos encontraremos con ellos en el juicio. La primera pregunta que nos hará Jesús es: «¿Cómo te va con los pobres? ¿Los has alimentado? Cuando estaba en prisión, ¿los has visitado? En el hospital, ¿los viste? ¿Ayudó a la viuda, al huérfano? Porque yo estaba allí». Y por eso seremos juzgados. No seremos juzgados por el lujo o los viajes que hagamos o la importancia social que tengamos. Seremos juzgados por nuestra relación con los pobres. Pero si yo, hoy, ignoro a los pobres, los dejo de lado, creo que no están ahí, el Señor me ignorará el día del Juicio. Cuando Jesús dice: «tienen a los pobres siempre con ustedes», quiere decir: «Siempre estaré contigo en los pobres». Estaré presente allí». Y esto no es ser comunista, es el centro del Evangelio: seremos juzgados por esto” (Papa Francisco, homilía en la misa del Lunes Santo, 6 de abril 2020)

Apreciados hermanos y hermanas, creí importante compartirles directamente esta homilía del Papa Francisco. Los animo a todos a que esto, que es una gran denuncia de algo muy real, no nos atemorice para seguir donando, aportando lo que podamos al Banco de Alimentos de la Arquidiócesis o a diversas instituciones a quienes ustedes están aportando para que los más pobres tengan un alivio. Esta reflexión del Papa Francisco, nos compromete más en la solidaridad, pero nos invita a estar atentos para que logremos superar tentaciones posibles que son reales. Y que dañan nuestras intenciones limpias, que nacen directamente del Evangelio de Jesús. Ayúdenos. Dios les pague.

Les recuerdo como apoyar nuestro Banco de Alimentos hoy:  Cuenta Corriente de Bancolombia No. 08500014808 a nombre de la Arquidiócesis de Cartagena. Nit: 890.480.104-5. Si su donación es en especie escríbanos a nuestros correos «donacionesbancoalimentosctg@gmail.com»y «bancoalimentoscartagena@gmail.com» o al WhatsApp 3205498403 o llamarnos al (5) 6537845.

Apreciados hermanos y hermanas. Los recuerdo a todos con mucho cariño. La SEMANA SANTA EN FAMILIA sigue su caminar en estos “tiempos de gracia y salvación”. Hoy es Martes Santo. Oren por mí.

Su obispo, +Jorge Enrique Jiménez Carvajal