Durante todo el mes de febrero, la Arquidiócesis de Cartagena resalta la importancia de personal de la salud y el cuidado del enfermo.

  • La agenda ha estado marcada por momentos de espiritualidad, misión y formación para laicos.
  • El Año Jubilar representa la esperanza de Cristo presente en situaciones de adversidad como la enfermedad.

Con motivo del Jubileo de los Enfermos y personal de la salud, la Arquidiócesis de Cartagena, a través del los agentes de la Pastoral de la Salud, ha establecido espacios de acercamiento con los más vulnerables mediante un contacto cercano y evangelizador, fomentando un ambiente de caridad y misericordia para con los hermanos que sufren.

Además, se han establecido momentos de formación con el personal de la salud de clínicas y hospitales sobre cómo debe ser el encuentro con el enfermo; la idea es conocer la realidad de cada paciente en un ambiente de escucha y acogida.

La esperanza no defrauda

El martes 11 de febrero, se llevó a cabo una solemne celebración eucarística en las instalaciones de la Clínica Madre Bernarda, con motivo de la Jornada Mundial del Enfermo. Este encuentro estuvo presidido por el arzobispo de Cartagena, Monseñor Francisco Javier Múnera Correa, quien dirigió un mensaje de acogida y esperanza a los asistentes.

El personal de la salud de la institución, junto con pacientes y familiares, participaron de este espacio de oración en sintonía con el llamado del Papa Francisco en la XXIII Jornada Mundial del Enfermo, cuyo lema es: «La esperanza no defrauda» (Rm 5,5).

Durante su homilía, Monseñor Francisco Javier Múnera Correa, resaltó dos dones fundamentales concedidos a quienes dedican su vida al servicio de los demás: adorar y servir. Explicó que, al entregarse al cuidado de los enfermos, el personal de la salud realiza un acto de adoración a Dios a través del servicio y la entrega generosa.

Asimismo, enfatizó que «la enfermedad representa una oportunidad para replantear la vida y redescubrir el valor de la esperanza». En este sentido, el Santo Padre nos exhorta a ser portadores de signos de esperanza para los enfermos, y a que brote en nuestros corazones un himno de fortaleza y confianza. También, invocó la maternal intercesión de Nuestra Señora de Lourdes, cuya advocación nos anima a acoger y abrazar con amor a quienes más lo necesitan.

Peregrinos de esperanza entre los más vulnerables

Llegado el día 23 de febrero, se celebró el Jubileo de los Enfermos y personal de salud con una Eucaristía presidida por el Cardenal Jorge Enrique Jiménez Carvajal, Arzobispo Emérito de Cartagena.

La celebración, que se llevó a cabo en la Catedral Santa Catalina de Alejandría, tuvo la presencia del personal de la salud de la ciudad y estuvo marcada por la especial oración por todos los enfermos, especialmente por el Papa Francisco.

En su homilía, Monseñor Jorge Enrique Jiménez resaltó que la regla fundamental de quien atiende al enfermo es amar. Enfatizó en la misericordia como el primer aspecto de quien tiene un corazón semejante a Dios. “Cuando somos misericordiosos, amamos, hacemos el bien, nos acordamos en nuestra oración de todos los que necesitan la ayuda de Dios”, pronunció.

Ante el Altar del Señor se presentaron los dones del pan y del vino, ofrecidos como fruto del esfuerzo de todos aquellos que ponen su trabajo al servicio de los enfermos. Con ellos, se presentó la Palabra y la luz, signo que recuerda que Cristo es el camino, la verdad y la vida, y que sus enseñanzas son lámara para nuestros pasos, como dice el salmista.

La jornada culminó en un ambiente de fraternidad y esperanza, a través de la cual los cartageneros buscan dar gloria a Dios a pesar de la enfermedad; poniendo al servicio los dones propios de su porfesión y reconociendo su misión dentro de la Iglesia.