Popularidad de Instagram y Facebook evidencia que el culto al amor propio está fuera de control.

“Si en la mitología griega Narciso se enamoró de su reflejo, en la modernidad se enamora de los comentarios de sus seguidores en Instagram, dejándose morir mientras los cuenta compulsivamente”.

Con esa metáfora, publicada por el ‘New York Times’, el presidente del American Enterprise Institute, Arthur C. Brooks, retrató lo que especialistas en cibersicología han advertido: el culto al amor propio está fuera de control. Brooks se basó en una investigación publicada en el ‘Journal Social Psychological and Personality Science’, realizada en el 2010 por Jean M. Twenge y W. Keith Campbell, que confirmó que el porcentaje de universitarios con rasgos narcisistas se incrementó tan rápido como la obesidad desde 1980.

 “Varios factores pueden haber provocado este aumento de narcisismo –dice, desde la Universidad de Georgia, Keith Campbell–. Estos incluyen el impulso de la autoestima en la educación, el crecimiento de la deuda que se inició en los 80 y la democratización de los medios, primero con la telerrealidad y luego con las redes sociales. Ya sea consiguiendo trofeos en la escuela, comprando casas a crédito u obteniendo la atención en los medios, los ciudadanos comunes han sido capaces de sentirse mejor consigo mismos”.

Campbell piensa que hoy hay muchas más formas de promover nuestro yo que antes. “Un buen ejemplo son las selfis –anota–, muy populares entre los narcisistas, que las usan para llamar la atención. Este fenómeno ha ido tan lejos que los ‘selfie sticks’ (palos para tomar selfis) han sido prohibidos en muchos sitios porque la gente se mata por hacerse fotos extremas”.

Según los expertos, el narcisismo consiste en sentirse merecedor de reconocimiento. Algunos psicólogos lo definen como una autoestima exagerada. “La autoestima es sentirse tan bueno como los demás, mientras que el narcisismo es sentirse superior a los demás”, resume Brad J. Bushman, profesor de Psicología y Tecnología en The Ohio State University.

El problema se hace evidente cuando el sentimiento de superioridad conduce a relaciones fallidas, falta de entendimiento y conductas agresivas. “El narcisismo está vinculado a la violencia. Hay pruebas que relacionan el narcisismo con una menor honestidad y una agresividad elevada”, asegura Bushman.

Los expertos coinciden en que las redes, más que ocasionar o acelerar la aparición de rasgos narcisistas, son usadas por los narcisistas como una plataforma para transmitir sus pensamientos. “Nuestras investigaciones sugieren que cualquier mecanismo que ayude a conseguir atención en las redes será explotado por los narcisistas”, cuenta Christopher Carpenter, profesor de Comunicaciones en Western Illinois University, cuyos estudios han confirmado que los narcisistas tienen más contactos, pasan más tiempo y actualizan más su estado, sus contenidos y sus imágenes de perfil. “Estas personas buscan apoyo para sus problemas, pero son menos propensos a ayudar a otros –añade–. También buscan ampliar su audiencia mediante la adquisición de tantos ‘amigos’ como puedan”.

Compararse y medirse

Las redes facilitan la comparación social. Lo confirman trabajos como el de Dilney Gonçalves, profesor de ‘marketing’ de la Escuela de Negocios de IE University, en Madrid. Él comprobó que gran parte de las personas juzgaban su éxito comparándolo con el de los demás.

“Hoy, la manera de saber lo bueno que eres es comparándote con similares a ti. Si estos paralelos resultan positivos, aumenta la autoestima –afirma Gonçalves–. En ese sentido, los jóvenes son mucho más influenciables, ya que no tienen suficiente experiencia para juzgar su vida. Los adultos necesitan menos estas comparaciones. En las redes se crea una competencia, porque las personas observan lo que otros publican, como fotos de cenas, viajes, compras, y eso los hace desear verse mejor”. Plataformas como Facebook brindan una visión limitada de la vida de los amigos, sus vacaciones, su pareja o su trabajo, al mostrar sólo su mejor cara, señala Gonçalves. No hay huella de un viaje aburrido ni de un mal día con la familia. Él mismo, en su investigación con Mudra Mukesh, de la Universidad de Greenwich, confirmó que cuando un usuario aumenta su número de amigos en Facebook también incrementa su necesidad de aprobación.

“Al pensar que los demás tienen una gran vida, vives con una permanente inseguridad sobre la tuya”, explica. Similares fueron las conclusiones de una investigación del psicólogo Alex Jordan, profesor en la Escuela de Negocios Tuck, en Dartmouth College, quien confirmó que, gracias a Facebook, las personas creen que sus pares viven más felices de lo que son.

Según Jordan, narcisistas y no narcisistas tienden a retratar sus vidas en las redes de manera muy positiva. “Cuando nos comparamos con otros en redes sociales, podemos pensar que nuestra propia vida no es tan interesante, que no hemos conseguido lo suficiente o que no somos lo suficientemente hermosos. A causa de esto, podemos sentir más presión para anunciar una versión online más pulida de nosotros mismos y así recibir consuelo”, advierte. Así, las redes crean un círculo vicioso que promueve la inseguridad y, con ello, el aumento del narcisismo, cree Jordan.

A los expertos no les cuesta distinguir a los narcisistas en las redes: “Son los que más postean ‘yo, yo, yo’ y están enamorados de sus reflexiones –dice Larry Rosen, de la U. Estatal de California, estudioso del impacto de la tecnología en las personas–. Es cosa de fijarse cuando se está ante un mayor uso de la palabra ‘yo’ y un menor uso de ‘nosotros’. A menudo se muestran solos, a menos que el otro sea famoso o alguien que mejore el propio sentimiento de grandiosidad. Y hacen referencias a sí mismos en cualquier comentario.

“La autoestima saludable no se deriva de la atención externa, como sí ocurre con los narcisistas”, concluye Christopher Carpenter.

‘Salirse de ellas no es la solución’

La particularidad de las redes sociales de darles a los usuarios la oportunidad de establecer enlaces estrechos, incluso con desconocidos, ha llamado la atención de Elliot Panek, de la Universidad de Alabama. “Todo depende de si (el usuario) ve (a sus seguidores) como amigos o como audiencia. Las redes ofrecen una promesa de validación, aunque nuestra investigación sugiere que los narcisistas no siempre la reciben”, comenta. Pero no todo es narcisismo en las redes sociales. Panek recuerda que estos espacios permiten dar y recibir apoyo en tiempos de necesidad e intercambiar mensajes que fortalecen los lazos. “Las preguntas importantes que investigadores y usuarios deberían hacerse tienen que ver con la forma y el tiempo que se destina a las redes sociales”, plantea.

Según él, las redes sociales se están usando de forma automática, con un conocimiento limitado del propio comportamiento, provocado por la inmediatez que exige su uso: “Muchas personas se sorprenderían al saber cuánto tiempo al día pasan en las redes sociales. Pero no creo aconsejable salirse totalmente de las redes sociales. No es un enfoque viable en nuestra época, cuando gran parte de la vida social sucede en línea. Si uno encuentra que las está usando más de la cuenta, es prudente limitar su uso”.

 

MURIEL ALARCÓN L.
El Mercurio (Chile)