EL MINISTERIO EPISCOPAL AL SERVICIO DE LA ESPERANZA, FUE EL HILO CONDUCTOR EN ESTA CXIX ASAMBLEA DEL EPISCOPADO COLOMBIANO
- El tema central de esta asamblea fue “El obispo: profeta, testigo y servidor de la esperanza”.
- Como resultado de la asamblea, los obispos dirigieron un mensaje de paz y reconciliación a todo el país.
Del 7 al 12 de julio se realizó la Asamblea número 119 del Episcopado Colombiano, cuyo eje central fue: El obispo: profeta, testigo y servidor de la esperanza.
En el primer día de la asamblea, se realizó una radiografía de la realidad social por provincias eclesiásticas; sumado a esto, tuvo lugar un panel al cual invitaron tres miembros del equipo asesor del Servicio Episcopal para el Perdón, la Reconciliación y la Paz, donde se llegó a la conclusión de que la Iglesia sigue caminando en esperanza pese a las realidades difíciles.
Para el segundo día, el tema central fue el ministerio episcopal. Monseñor Luis Fernando Ramos Pérez, arzobispo de Puerto Montt (Chile), resaltó la importancia de interpretar correctamente las realidades sociales y eclesiales para acompañar a las comunidades. Seguido a esto, se dio un compartir de experiencias en torno al ministerio episcopal, destacando la oración, el conocimiento de las culturas locales y el autocuidado como pilares para mantener la esperanza.
Reflexiones finales bajo la guía de Nuestra Señora de Chiquinquirá
La jornada del tercer día comenzó con una Eucaristía presidida por monseñor Francisco Javier Múnera Correa en honor a Nuestra Señora de Chiquinquirá, patrona de Colombia.
Basado en los numerales 70 y 71 del Documento Final del Sínodo sobre la Sinodalidad, el cardenal Luis José Rueda Aparicio planteó ejes concretos para vivir el ministerio episcopal: El ministerio se vive en comunidad, la fraternidad como la esencia de la misión, la importancia de humanizar el ministerio y el obispo como la puerta de entrada de la sinodalidad.
Las conclusiones de este día giraron en torno a ser profetas, testigos y servidores de esperanza que reflejan a Cristo en la fe y la alegría, especialmente entre los pobres y sufrientes.
Para el último día de esta jornada, los obispos enviaron un mensaje a todo el país, donde reconocen que la fragmentación social, la polarización política, la violencia, la corrupción y el narcotráfico, siguen afectando la convivencia nacional. Sin embargo, también ratifican su compromiso con el diálogo social y el papel de la Iglesia para fortalecer la confianza y el ánimo en medio de los momentos difíciles, e invitan a reconocer las semillas de esperanza y trabajar juntos en la construcción de una convivencia fraterna.
El Jubileo de los Obispos como camino de esperanza
Tras terminar la etapa formal de la asamblea, los obispos viven un retiro de preparación para celebrar su jubileo.
Este tendrá lugar el sábado 12 de julio con una peregrinación hacia la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá, donde se congregarán en unidad para celebrar la Santa Eucaristía por todo el pueblo santo de Dios y por su ministerio episcopal.
Así concluye la asamblea plenaria, dejando grandes pasos en la construcción de una Iglesia más inclusiva y abierta a los procesos de diálogo y de paz en todo el territorio nacional.
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