“Es para ser libres que Cristo los libertó. Manténganse firmes y no se dejen atrapar de nuevo por el yugo de la esclavitud” (Gal. 5,1).

¿QUÉ ES LA TRATA DE PERSONAS?
La Trata de Personas “es la captación, transporte, traslado (dentro de un país o fuera de este), acogida o recepción de personas, recurriendo a la amenaza, uso de la fuerza u otras formas de coacción , rapto, fraude, engaño, abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad con fines de explotación. Las formas de explotación son la prostitución ajena, más otras formas de explotación sexual; trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas de la esclavitud, la servidumbre y la extracción de órganos”. Es definida como un delito que constituye la violación de los principales derechos humanos de las víctimas

¿QUIÉNES SON LAS VÍCTIMAS?
Toda persona sin distingo de edad, genero, estrato socioeconómico, nivel cultural o etnia, puede ser vulnerable para la trata de personas; se consideran población en riesgo todas aquellas personas, jóvenes, hombres o mujeres que están pensando buscar o aceptar propuestas de trabajo o de estudio lejos de sus familias y son víctimas todas aquellas personas que fueron engañadas y que ahora son obligadas a realizar trabajos contra su voluntad y en pésimas condiciones.

¿LA TRATA DE PERSONAS ES UN DELITO?
Si, la trata de personas está tipificado como un delito en el art. Artículo 188. “Del tráfico de personas. El que promueve, induzca, constriña, facilite, colabore o de cualquier otra forma participe en la entrada o salida de personas del país sin el cumplimiento de los requisitos legales, incurrirá en prisión de seis (6) años a ocho (8) años y multa de cincuenta a cien salarios mínimos legales mensuales”.


Historia de vida: “Alejandra, tenía un “amigo” con quien tranquilamente chateaba, desde hacía un tiempo. Su madre, trabajaba por turnos fuera de casa, de modo que Alejandra podía chatear con él, durante la noche o en el día por varias horas. Así pasaban los días y la relación virtual se  fortalecía  cada vez más con aquél desconocido, de quien solo sabía su nombre ficticio y las cosas que él quería compartirle. Con la ingenuidad de una adolescente, la relación de amistad se fue transformando en algo más, sus palabras la hacía sentir importante, valiosa, amada, ofreciéndole la compañía y la complicidad que ella tanto necesitaba. A  este ritmo, el anhelado encuentro no se hizo esperar, una tarde, Alejandra se vistió como una princesa, llegó al sitio convenido y para su sorpresa, el príncipe de las fotos de Facebook no estaba. En su lugar  encontró a un hombre de unos 43 años que la esperaba con otros dos, quienes rápidamente la obligaron a subir a un carro. Solamente le había dicho a su mejor amiga que se encontraría con un chico en la Carrera 30 con Calle 57 para después ir a Galerías, al Centro Comercial, nadie vio cuando se la llevaron y no se ha vuelto a saber nada de su paradero”.