COMUNICADO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE CARTAGENA
Cartagena, marzo 15 de 2020
Apreciados hermanos sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos de la Arquidiócesis de Cartagena:
Reciban mi cordial y fraternal saludo en este domingo tercero de la Cuaresma. A todos les deseo que el Señor los bendiga en especial en este “tiempo de gracia y de salvación” que nos conduce a la celebración de la Pascua 2.020.
1.Estas palabras en primer lugar son para invitarlos a comprender el momento que vivimos en el mundo y en Colombia. Y por lo tanto en nuestra Arquidiócesis de Cartagena. Está lleno de riquezas y de riesgos, de claridad y de sombras, de comunión y de tensiones. Pero en general podríamos decir que son tiempos difíciles. Los cambios más recientes nos han llenado de temor: el cambio climático y la pandemia en la cual ha sumido el virus convid-19 a la humanidad son signos especialmente desafiantes de las dificultades que vivimos en este momento. A la luz del Espíritu hemos de descubrir las exigencias de nuestra hora y esforzarnos por ser fieles, asumiendo con gozo nuestro compromiso y con serenidad nuestras tareas.
- Los católicos ante todo estamos llamados a dar esperanza a todos. San Pablo define al cristiano como el que espera. San Pedro, como el que da razón de su esperanza. Pero la esperanza cristiana es esencialmente productiva y creadora. Cristiano es el hombre comprometido a ir re-creando las cosas, rehaciendo la historia, descubriendo y anticipando el futuro. Grande y difícil tarea! Pero la fe nos asegura que el Señor está a nuestro lado y nos da las fuerzas necesarias para vivir estos tiempos.
- A la luz de estos dos criterios los invito a mirar las determinaciones que las autoridades civiles vienen tomando, conscientes que nos causan incomodidades pero confiados en que nos ayuden a pasar estos momentos duros pensando en el bien común. Si la “alerta amarilla” que vive la ciudad de Cartagena nos exige un aforo en nuestras reuniones de menos de 50 personas, vamos a obedecerlas mientras dure la emergencia, y vamos acatar las exigencias que trae la Declaratoria de Emergencia Sanitaria Nacional y los diversos Protocolos que están estableciendo para que la convivencia entre nosotros no se vea afectada.
- De la misma manera vamos a tomar las directrices que a nivel de la Conferencia Episcopal y de la Arquidiócesis tengamos que asumir, no obstante que estamos viviendo un tiempo especial de nuestra fe por la Cuaresma y por la Semana Santa que se avecina. En este momento menciono las siguientes:
• La supresión de las celebraciones públicas de la Eucaristía con un aforo superior a las 50 personas.
• Utilización de las redes sociales para la transmisión de la celebración de la Eucaristía, particularmente los domingos.
• Supresión de las procesiones programadas para estas semanas mientras dure la emergencia.
• La supresión de los Viacrucis públicos programados para estas semanas de Cuaresma.
• La entrega de la Sagrada Comunión se hará en la mano.
• Se suprime el rito de la paz.
• Las exequias se celebrarán de una manera simplificada en diálogo con las familias. Se les propondrá celebrar el funeral cuando termine este estado de emergencia.
• En todo este tiempo, los sacerdotes estarán disponibles y cercanos para ayudar a los fieles que lo necesiten tanto en la atención espiritual como en otras necesidades.
Convoco a una reunión extraordionaria de la Comisión Arquidiocesana de Pastoral para el próximo miércoles 18 de marzo, en donde trabajaremos las orientaciones para la celebración de la Semana Santa en nuestras parroquias, teniendo en cuenta las nuevas circunstancias.
Invito a vivir estos días puesta nuestra confianza en el Señor y en actitud de oración. Es el momento para desarrollar una “creatividad pastoral” y realizar el culto en espíritu y en verdad de la que nos habla el Señor. La familia ha de ser una verdadera Iglesia doméstica donde se vive el don de la fe.
Frente a nuevas situaciones que se vayan presentando, nos estaremos comunicando.
Cordial y fraternal saludo para todos.
- Jorge Enrique Jiménez Carvajal
Arzobispo de Cartagena
Gracias Monseñor Jorge Enrique.su llegada a Cartagena.fue prodigiosa.ya que le dio un cambio,permitiendo en muchos un crecimiento Espiritual y creo que en toda esta crisis Díos nuestro Señor distingue nuestros clamores por medio de oraciones,además nos ha puesto a sacar conclusiones de cuáles serán las consecuencias,hay como más fe,ESPERANZA, Ya está claro que una de las muchas consecuencias es la convivencia en Família,, todo esto se lo debemos a Ud.que revolucionó espiritualmente a Cartagena contando con la obediencia de sus párrocos que a su lado nos han sabido multiplicar toda la innovacion a nuestra Arquidiocedis .Bendiciones y sigamos orando.
todo bien JESUS es el señor.
Pienso que el rito de la Paz, debe continuar, sólo debe modificarse la forma. Debe hacerse apretando cada uno sus propias manos, alarmas hacia arriba en señal de beneplácito al señor y a los otros fieles, que estén en la Iglesia en ese momento.