El pequeño puente construido hacia el siglo XVIII sobre las aguas del Río Teatinos, situado sobre los andes entre Bogotá y Tunja, declarado monumento nacional,  adornado en la actualidad con esculturas, arcos de triunfo y el tricolor patrio, en señal de libertad y victoria, fue el lugar en el que se encontraron los dos ejércitos: Realistas (Españoles) y Patriotas (Libertador y criollos) la tarde del 7 de Agosto de 1819, librando la batalla que terminaría por sellar con una contundente victoria el grito que estalló del corazón del pueblo Colombiano aquél 20 de Julio de 1810.

En todo hombre y mujer de cada una de las épocas que nos presenta la historia, ha habido el deseo de la libertad y la lucha por vencer las respectivas estructuras que se presentan como opresoras, esclavitud física, laboral, social, espiritual y gracias a Dios siempre hemos encontrado unido a la problemática los respectivos  liberadores.

Hoy 7 de Agosto de 2014, cuando recordamos este hecho 195 años después, nos alegramos del triunfo de nuestro ejército, comandado por los héroes de la patria Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander, quienes junto a 2850 combatientes entre ellos venezolanos, granadinos y algunos grupos extranjeros, como la legión británica, entre los que se encontraban criollos, mestizos, mulatos, zambos, negros e indígenas, generalmente gentes pobres, escasas de alimentos y vestidos, damos gracias a Dios por la historia que se ha construido del país y por la que se sigue construyendo cada día gracias a la dedicación, constancia y empeño de cada uno de los colombianos.

Pidamos a Dios –el liberador por excelencia- no sólo de un país sino del mundo entero, que siga llenando con la gracia de su bendición los corazones de quienes somos colombianos, de manera que podamos seguir cultivando en nosotros la esperanza de un mejor país, de futuras generaciones entregadas y dispuestas a poner en alto el nombre de Colombia, que bendiga también nuestros suelos, ayude a valorar la belleza y variedad de los paisajes y la calidad humana de su gente.

Sintámonos orgullosos de nuestra bandera, una vez disputada, hoy izada lo más alto posible, en señal de la libertad que nos fue alcanzada.

“Feliz 7 de Agosto para todos mis hermanos Colombianos”

Manuel Alfonso Pérez Reyes, Seminarista de la diócesis de Montería