La Arquidiócesis de Cartagena tiene desde el viernes anterior su primer Doctor en Derecho Canónico, el Padre José Fernando Álvarez Salgado, quien se encargará de los problemas jurídicos eclesiásticos como nulidad matrimonial y como Juez Ponente en el Tribunal Regional Interdiocesano de Barranquilla acelerará dichos procesos para beneficio de las personas.

IMG-20150602-WA0085Este sacerdote manizaleño de 56 años, radicado en Cartagena hace 36, recibió el título de Doctor en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Es Vicario de la Arquidiócesis de Cartagena y Juez en el Tribunal Regional Interdiocesano de Barranquilla, además de desempeñar el cargo de sacerdote de la Iglesia Santo Toribio, profesor del Seminario Provincial San Carlos Borromeo, rector de La Catedral y capellán del colegio Gimnasio Cartagena.

Su vocación comenzó desde muy pequeño cuando su mamá lo llevaba a la eucaristía todos los domingos y servía en la iglesia. Empezó sus estudios de Teología y Filosofía a los 18 años en el Seminario nocturno de Manizales y culminó en el Seminario Juan Pablo II de Cartagena. Ordenado sacerdote, el Arzobispo de turno en Cartagena Monseñor Rubén Isaza Restrepo en 1982, le brindó la oportunidad, por sus capacidades, de estudiar Licenciatura y Maestría en Derecho Canónico en la Javeriana. “Esta profesión me abrió las puertas para ser el vicario judicial de la Arquidiócesis y Juez en el Tribunal Interdiocesano de Barranquilla”.

A juicio del Arzobispo de Cartagena, Mons. Jorge Enrique Jiménez Carvajal, un vicario de la arquidiócesis tiene dos funciones principales: Tramitar en Cartagena y Barranquilla la nulidad de matrimonios, es decir, la iglesia examina si en el momento la unión fue válida o no para ver si existe la posibilidad de declarar la inexistencia; la segunda función es realizar el proceso mediante el cual se determina si se quitan las licencias a un sacerdote que quiera retirarse del ejercicio ministerial.

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Con respecto a la nulidad matrimonial, la iglesia declara la inexistencia del sacramento mediante causales que se invocan y prueban que el matrimonio nunca existió. Hay 12 impedimentos dirimentes dentro del derecho canónico que se tienen en cuenta para las sentencias de los procesos, algunos son los de edad, consanguinidad, adopción, rapto, disparidad de culto, bigamia, demencia, entre otros. La mayoría de procesos duran, aproximadamente, un año.

“El doctorado del Padre José Fernando nos viene muy bien, en el sentido de que tenemos más y mejores elementos para poder juzgar dos cosas que son especialmente difíciles”, resalta Mons. Jorge Enrique Jiménez Carvajal.

Cortesía: El Universal